Localizado en el costado derecho (norte), exactamente a la entrada de la Catedral, ocupa el cubículo o bóveda donde antaño estaba la pila bautismal, tiene forma semicircular rematada en arco romano, obra de gran belleza que invita a la contemplación, en el interior sobresalen las imágenes de Jesús Crucificado acompañada de la Virgen de los Dolores y el discípulo amado, separadas del público por una verja de hierro forjado que describe una cruz de malta o cruz de San Juan dentro de un círculo.
Sin lugar a duda, la imagen más venerada de la Catedral.
Todo el conjunto es de una belleza inimitable; especial atención merece el marco del santuario en madera tallada, verdadera joya arquitectónica por la calidad artística, cercano al feligrés que lo visita. A lado y lado se aprecian dos ánforas decoradas en laminilla que se insertan en parte más alta o borde superior con elementos de flora o fitaria , hojas harpadas ascendentes como elementos complementarios, ya en lo más alto del retablo, se destaca un escudo o monograma con las siglas J.H.S (Jesús Hostia Sagrada) decorado en laminilla de oro y encima del escudo se erige una cruz latina, finalmente vemos las dos columnas romanas que delimitan el pórtico igualmente adornadas con laminilla de oro en fuste y capitel.